Los restos del cohete comenzaron a arribar a la playa desde el sábado 31 de mayo, representando un severo riesgo para el ecosistema marino y para las familias dedicadas a la pesca en la región. “Esto pone en alto riesgo a todo el ecosistema marino, genera un impacto negativo en las familias pescadoras y representa un peligro para embarcaciones que podrían colisionar con los tanques dispersos en el mar”, advirtió el ambientalista Jesús Elías Ibarra Rodríguez.
Ibarra señaló que, tras una inspección de las piezas, lograron identificar etiquetas con el nombre de SpaceX, lo que confirmaría la procedencia del material como parte de una nave de la compañía aeroespacial fundada por Elon Musk.